Lusitania. El hundimiento que cambió el rumbo de la historia by Erik Larson

Lusitania. El hundimiento que cambió el rumbo de la historia by Erik Larson

autor:Erik Larson [Larson, Erik]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2015-02-28T16:00:00+00:00


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En Berlín, el canciller alemán Bethmann estaba cada vez más preocupado. La guerra en las trincheras no iba bien, y temía que los submarinos alemanes hicieran cosas mucho peores. Un mes antes, el káiser Guillermo había emitido una orden que permitía a los comandantes de submarino mantener sus buques sumergidos cuando atacaban a buques mercantes, para evitar el peligro que representaba salir a la superficie y aproximarse a posibles cargueros enemigos para confirmar su identidad. El efecto era dar a los comandantes más libertad aún. Combinado con un mejor tiempo primaveral en el mar, aquello había conducido a un vertiginoso incremento de los ataques a buques neutrales, como el llevado a cabo contra el petrolero americano Gulflight.

El jueves 6 de mayo, Bethmann escribió una carta al oficial naval de mayor rango de Alemania, en la cual se quejaba de que la semana anterior los submarinos habían hundido «cada vez más» barcos neutrales: «Ese hecho está destinado eminentemente no solo a alterar nuestras buenas relaciones con los Estados neutrales, sino a crear complicaciones graves, y finalmente, a arrojar a esos Estados al campo enemigo»[484]. La situación del imperio era ya bastante «tensa», decía, y advertía: «No puedo aceptar la responsabilidad de ver que nuestras relaciones con los Estados neutrales empeoran cada vez más, a lo cual ciertamente conduciría la prosecución de la guerra de los submarinos en su forma actual».

Pedía que el alto mando naval «tomase las medidas necesarias para garantizar que nuestros submarinos en toda circunstancia evitarán atacar a buques neutrales».

Aquella noche[485], el Washington Times informaba de que se habían hundido cuatro buques más, incluyendo dos vapores neutrales y una goleta inglesa. Dos de los barcos habían sido atacados por submarinos; los otros dos fueron destruidos por una mina marina y por artillería de un buque de guerra alemán.



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